Mantente en contacto con una clínica local de salud sexual o un recurso similar. Es importante que te hagas pruebas de ITS con regularidad si tienes algún contacto sexual con una o más personas. Algunas ITS presentan muy pocos síntomas y es posible que no sepas que las tienes. La mayoría de las ITS son tratables, otras son curables, pero el primer paso es averiguar si las tienes. Las clínicas de salud sexual tienen estrictas normas de confidencialidad y no hay por qué avergonzarse de acudir a una. Tampoco debes sentirte incómodo por hablar abierta y honestamente con las personas que te atienden sobre lo que haces con otras personas. Ellos ya lo han oído todo. Si saben lo que te pasa, pueden ayudarte a disfrutar mejor del sexo y tranquilizarte. Eso también significa hablar de cualquier droga o producto químico que consumas. Si eres sexualmente activo, la clave está en someterte a pruebas con regularidad, porque cualquier infección puede empeorar si no la tratas. Una revisión rápida cada tres o seis meses es la recomendación habitual, pero es posible que te recomienden ir más o menos a menudo, dependiendo de lo sexualmente activo que seas y de con cuántas parejas.